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Los científicos creen que las 'burbujas espaciales' podrían ayudar a aliviar el cambio climático

Los investigadores del MIT están avanzando en un concepto para frenar o potencialmente revertir el cambio climático. Implica colocar burbujas de silicio masivas en el punto directo entre el sol y nuestro planeta.

Es cierto que este concepto es un poco descabellado, pero cuando escuchamos que la investigación en el campo de la geoingeniería solar está avanzando para ayudar a detener el cambio climático... es algo que debemos analizar.

La semana pasada, un grupo de científicos del MIT anunció que habían probado con éxito el uso de 'burbujas de silicona' en condiciones del espacio exterior como un método para bloquear la radiación dañina del sol.

Una vez expandidas en el espacio, las burbujas alcanzarían el tamaño de Brasil y actuarían como un amortiguador contra los rayos del sol antes de que lleguen a nuestro planeta, lo que en última instancia obstaculizaría los efectos del cambio climático.

Argumentan que las soluciones basadas en el espacio de este tipo son una alternativa más segura a las propuestas con destino a la Tierra porque estas últimas plantean graves riesgos para los ecosistemas vivos locales. Según el sitio web del MIT, desviar solo el 1.8 por ciento de la radiación solar "podría revertir por completo el calentamiento global actual".

 

La idea era primero propuesto en 2006 por Roger Angel, un astrónomo que sugirió que una pequeña nave espacial podría desplegar 'películas delgadas reflectantes' que imitan las nubes para proteger nuestro planeta de los rayos del sol.

Pero los investigadores del MIT han decidido que, en cambio, las burbujas inflables de silicio serían mejores cuando se colocaran en el Punto Lagrangiano L1, el punto directamente entre la Tierra y nuestra estrella más fuerte.

¿Por qué este lugar en particular? Bueno, aquí es donde se cancela la competencia de la gravedad del sol y la Tierra. Esta zona de suspensión gravitatoria permitiría que las burbujas de silicio flotaran sin ser empujadas en ninguna dirección.

Los investigadores del MIT dijeron que esto no debe verse como una solución integral para el cambio climático y, en cambio, debe llevarse a cabo en combinación con otros esfuerzos de adaptación y mitigación.

Y claro, las burbujas gigantes de silicio que flotan alrededor de nuestra galaxia suenan locos, pero no es la primera y ciertamente no será la última vez que los investigadores sugieren arrojar cosas al espacio para obstaculizar el poder del sol sobre nuestro planeta.

En 2021, Bill Gates brindó respaldo financiero a 'tecnología de oscurecimiento del sol' que reflejaría la luz solar lejos de la atmósfera de la Tierra para crear un efecto de enfriamiento.

Para lograr esto, los científicos de la Universidad de Harvard han estado considerando rociar polvo de carbonato de calcio no tóxico, un aerosol que refleja el sol, en nuestra atmósfera, lo que teóricamente podría compensar el proceso de calentamiento global.

 

Puede tener el respaldo de multimillonarios, pero el tipo de experimentación no está libre de debate. Controversia de larga data en torno geoingeniería solar ha provocado que la investigación en este campo se haya ralentizado durante la última década.

Los que están en contra creen que los riesgos son demasiado impredecibles, ya que interferir con el alcance del sol probablemente provocaría cambios extremos en los patrones climáticos actuales.

Incluso las erupciones volcánicas naturales han provocado anomalías climáticas severas. Por ejemplo, la erupción de 1815 del Monte Tambora en Indonesia resultó en un 'año sin verano' y la erupción del Monte Pinatubo en Filipinas en 1991 creó un efecto de enfriamiento global de 0.5 grados C.

Además de esto, los opositores a la geoingeniería solar señalan que si se lleva a cabo dicho proyecto, los incentivos para detener las emisiones globales de gases de efecto invernadero podrían disminuir. Las consecuencias potenciales han llevado a los académicos a unirse para formar un oficial Acuerdo de no uso de geoingeniería solar.

Además de los argumentos antes mencionados, establece que los sistemas de gobernanza global son "incapaces de desarrollar e implementar los acuerdos de gran alcance necesarios para mantener un control político justo, inclusivo y efectivo sobre el despliegue de la geoingeniería solar" y "por lo tanto, deben prohibirse".

De acuerdo con esto, no está claro si el proyecto firmado por Bill Gates o las burbujas de silicona del MIT recibirán el visto bueno, y ciertamente deberán someterse a numerosas pruebas y autorizaciones éticas antes de que puedan implementarse.

Hasta entonces, díganos: ¿suena esto demasiado descabellado o incluso peligroso para trabajar?

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