Un nuevo análisis muestra cómo los principales aeropuertos contribuyen al cambio climático y la contaminación del aire, lo que presiona aún más a los responsables políticos para conciliar el conflicto entre el crecimiento de la industria y sus propios objetivos climáticos.
Un nuevo análisis ha arrojado luz sobre cuánto contribuyen los aeropuertos más transitados del mundo al cambio climático y la contaminación del aire.
El Airport Tracker 2024 es un esfuerzo de colaboración entre el grupo de expertos ODI y Transporte y medio ambiente y no sólo profundiza en el impacto de los vuelos de pasajeros sino que también echa un vistazo por primera vez al transporte aéreo de mercancías.
El primero en términos de contaminación es el Aeropuerto Internacional de Dubái, con niveles de emisiones en 2019 equivalentes a cinco plantas de carbón. Vale la pena señalar que este nivel puede haber aumentado en los últimos años, dado que la información de 2019 es el conjunto de datos más reciente disponible.
En toda Europa, Amsterdam Schiphol, el aeropuerto de Frankfurt y París Charles de Gaulle se encuentran entre los 20 principales infractores del mundo. Aun así, es Londres la que se lleva la palma por su alto nivel de contaminación del aire relacionada con la aviación.
En conjunto, los seis aeropuertos de Londres arrojaron contaminantes equivalentes a 3.23 millones de automóviles. Esto equivale a la friolera de 27 millones de toneladas de CO2, 8,900 toneladas de óxido de nitrógeno y 83 toneladas de contaminación por partículas finas.
No es de extrañar que la capital de Inglaterra se haya hecho famosa por tener el nivel más alto de contaminación del aire en el país.