Hoy en día, sin la promesa de un hogar, un salario y un futuro en un planeta saludable, tiene sentido que la Generación Z abandone la carrera de ratas. Agotado, abrumado y al borde del colapso total, el concepto de "vida suave" nunca ha parecido más atractivo.
Desde el final de la pandemia, se ha producido una reacción violenta contra cultura del ajetreo.
Triggered por el controvertido comentario de Molly-Mae 'todos tenemos las mismas 24 horas al día' en 2022 y perpetuado Por la diatriba de Kim K en un tono similar, la conversación nos insta a considerar por qué continuamos adorando con tanto entusiasmo en el altar del ajetreo cuando sabes qué no nos está haciendo ningún bien.
En realidad, esto no es sorprendente, dado que el trabajo duro ya no parece dar frutos.
En medio de una crisis del costo de vida que significa que los miembros de la Generación Z tal vez nunca puedan permitirse comprar una casa o jubilarse a una edad razonable (sin mencionar las amenazas planteadas por el cambio climático y los conflictos armados que no hacen más que empeorar), la ambición ha perdido cada vez más su atractivo. Para las masas agotadas y los estilos de vida consumistas y materialistas no se considera que valga la pena participar en la carrera de ratas.
"Existe una sensación creciente en Internet de que el trabajo duro fortalece un sistema que, en el mejor de los casos, no les devuelve nada a cambio y, en el peor, los está arruinando activamente", escribe Leila Latif.
'Y así nació la revolución de la "vida suave", donde la prioridad ya no es trabajar hasta los huesos para ser una #girlboss o "inclinarse" hacia el mundo corporativo masculino y esforzarse hasta "tenerlo todo". Es más tiempo y energía para lo que te hace feliz y el menor tiempo posible para centrarte en lo que no.'
Siendo realistas, ya hace tiempo que nos dirigimos hacia este ajuste de cuentas.
Esto se debe a que, especialmente en la era digital, no es raro estar plagado de una presión subconsciente constante de que estar ocupado es ser productivo y ser productivo es tener éxito. Esa felicidad es inalcanzable si no monetizamos cada momento que tenemos de vigilia.
Aunque la mayoría de nosotros no nos damos cuenta de que estamos fatiga hasta que se nos ocurre, aceptar la idea de que volar por la vida a una velocidad vertiginosa es un marcador válido de lo bien que lo estamos haciendo nos deja completamente incapaces de reunir la fuerza para perseverar al ritmo que estamos.