Un número significativo de incineradores de basura están funcionando en todo Estados Unidos. Los defensores de este tipo de gestión de residuos proclaman que es ambientalmente preferible al vertedero, pero ¿hasta qué punto es un mal menor (si es que lo es)?
Un proverbial 'montón de basura humeante' no tiene cualidades redimibles, pero hay una ventaja notable que se puede extraer de la incineración de basura en la vida real.
Desde hace más de un siglo, partes de Estados Unidos han estado generando energía quemando enormes montones de basura. Este proceso es particularmente frecuente en Florida, un estado que quema el 8% de sus residuos y planea ampliar su operación de "conversión de residuos en energía" más allá de las 75 instalaciones existentes.
La incineración de basura, que surgió como concepto por primera vez en la década de 1980, se presentó como una alternativa preferible al flagelo ecológico de los vertederos y también como una forma en cierto modo renovable de generar energía para hogares y empresas, ya que la basura es esencialmente interminable.
Sin embargo, parecería que el alcance de este último beneficio fue tremendamente exagerado, ya que la quema de basura para obtener vapor sólo representa un uno por ciento de la producción total de energía del país.
Por el contrario, la energía generada es descrita como algo "bueno de tener" por Joe Kilsheimer, director ejecutivo de la Coalición de Conversión de Residuos en Energía de Florida. La principal motivación siempre había sido aliviar la carga que pesa sobre los vertederos como único medio de gestión de residuos.
El punto de debate más polémico es si el sistema debe considerarse renovable o no. Si bien los defensores se apresuran a señalar la enorme huella de metano asociada con los vertederos de basura, está demostrado que la combustión de basura genera emisiones de carbono.