Cuando se trata de las técnicas insidiosas que la industria está utilizando para lavar su imagen, socavar las negociaciones climáticas y retrasar el progreso, hay muchas. Aquí, analizamos el astroturf y la personalidad corporativa, destacando cómo se relacionan con la cumbre COP28 de este año.
"¿Cuál es el sentido de nuestras cumbres sobre el clima si están siendo socavadas por una red en la sombra de lobby sobre los combustibles fósiles?"
Esta pregunta, preguntado por un activista a Global Citizen, es algo que ha resonado entre los activistas desde que se anunció a principios de este año que el magnate petrolero Sultan Al Jaber lideraría la COP28 en los Emiratos Árabes Unidos.
¿Por qué? Porque a pesar de la urgencia con la que necesitamos reducir nuestras emisiones de gases de efecto invernadero para evitar una catástrofe total (una cuestión que se evaluará una vez más en la conferencia anual de las Naciones Unidas), los combustibles fósiles siguen representando 82% del suministro mundial de energía, aunque es de conocimiento común que el carbón, el petróleo y el gas son con mucho las mayores contribuyentes a la emergencia ambiental.
Pero no tenemos la culpa. Durante décadas, los gigantes de los combustibles fósiles se han infiltrado en los debates sobre formulación de políticas y han frenado el progreso hacia un futuro libre de carbono.
Una y otra vez han priorizado los ingresos sobre el cambio, utilizando una serie de técnicas insidiosas para socavar nuestros esfuerzos por salvar el planeta.
A lo largo de la COP28, analizaremos catorce de ellos para crear conciencia sobre cómo el manual de estrategias de la industria continúa afectándonos a todos.
¿Qué es el astroturfing y por qué deberías estar al tanto?
Al igual que su homónimo, el astroturfing es el proceso de creación de organizaciones "de base" falsas.
La idea detrás de estos grupos falsos desde cero - que son financiado por las inmensamente ricas grandes compañías petroleras, del carbón y del gas, es presentar opiniones como si no estuvieran involucradas con la agenda de las grandes empresas de las que a menudo provienen, intentando persuadir discretamente al público de que estas opiniones son creíbles.
Con el objetivo principal de simular el desdén público, la industria de los combustibles fósiles utiliza esta táctica para dar la ilusión de que mucha más gente de la que realmente se opone a las soluciones con visión de futuro, como las tecnologías limpias, de la que realmente lo hace.
Su propaganda cuidadosamente elaborada está diseñada para controlar al individuo que interactúa con ella desdibujando las líneas entre la verdad y la mentira, preservando al mismo tiempo la infraestructura y las ventas de combustibles fósiles.
La investigación ha demostrado que las personas que obtienen su información de sitios web que emplean esta técnica tienen más incertidumbre sobre las causas del calentamiento global y cuán responsables son los humanos de la crisis.
Y no sólo lo hace confundirnos (particularmente porque las redes sociales han dado lugar peligrosamente al engaño y la difusión), pero debilita nuestra confianza en los grupos de presión reales. La campaña Grandes radicales verdes, que tacha a las grandes organizaciones medioambientales de corruptas e hipócritas, es un ejemplo de ello.