Como parte de los planes de cero emisiones netas del gobierno británico, los granjeros se verán obligados a dar alimentos para ganado que contengan supresores de flatulencias en un intento por reducir sus gases digestivos.
El metano es un gas incoloro e inodoro expulsado por el ganado que es aproximadamente 84 veces más potente que el dióxido de carbono a la hora de calentar el planeta.
La ganadería, la segunda causa más importante del calentamiento global, contribuye con aproximadamente el 32 % de las emisiones generadas por el comportamiento humano. Solo contando los 1.6 millones de vacas criadas para carne en la Tierra, eso es mucho más un millón de toneladas de metano cada año.
En el Reino Unido, el metano representa más de la mitad de todos los gases de efecto invernadero producidos en la agricultura, según un estudio de 2019.
Reconociendo que esto es similar al papel de los gigantes de los combustibles fósiles en la crisis climática y se comprometió a lograr el objetivo cero neto del país de no agregar gases de efecto invernadero a la atmósfera para 2050, el gobierno británico decidió actuar.
Como parte de plan, los granjeros del Reino Unido se verán obligados a dar alimentos para ganado mezclados con supresores de flatulencias (que contienen aditivos como algas marinas, aceites esenciales, ácidos orgánicos, probióticos y antimicrobianos) para reducir el impacto ambiental de su proceso digestivo.
La estrategia anticipa que los productos supresores de metano estarán en el mercado del Reino Unido para 2025 y propone maximizar su uso para las granjas lecheras.
Se estima que esto aumentaría el costo de la leche en un promedio de 33 peniques al año para los consumidores, aunque el cargo podría recaer en los contribuyentes si los ministros deciden subsidiar la alimentación, o en los supermercados en forma de impuesto sobre los gases de efecto invernadero.