Esta semana, la conmemoración Internacional de la Prevención del Extremismo Violento reunió a una amplia gama de organizaciones, líderes y comunidades de todo el mundo para una respuesta colectiva sostenible al extremismo violento. Me fui sintiéndome animado.
En Nairobi, participantes de diversos orígenes mostraron un esfuerzo colectivo para abordar el desafío global del extremismo violento.
Entre los asistentes estuvieron, al igual que yo, representantes de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), líderes interreligiosos, jóvenes, grupos de refugiados y funcionarios gubernamentales, que destacaron la naturaleza inclusiva de la iniciativa.
Campeones de la paz Kenia, una organización líder dedicada a promover la paz y combatir el extremismo violento, tomó las riendas como anfitrión. El evento tuvo como objetivo no sólo crear conciencia sobre la importancia de prevenir el extremismo violento sino también fomentar la colaboración entre diferentes sectores de la sociedad. El sentimiento de inversión compartida era palpable en la sala.
Según la UN, África subsahariana es el nuevo epicentro mundial del 48% de las muertes por terrorismo en el mundo durante los últimos tres años. La falta de oportunidades laborales, los abusos contra los derechos humanos y la religión fueron los principales factores que llevaron a los jóvenes a unirse a grupos extremistas violentos. Con la guerra en curso en Sudán y la República Democrática del Congo, cientos de jóvenes continúan radicalizándose para unirse a grupos nefastos.
La directora de CoP-K, Elly Opondo, instó a la comunidad global a incluir a los jóvenes en la agenda de gobernanza a nivel regional o global; un sentimiento que esperaba que recibiera un énfasis real.
"Los jóvenes se sienten fuera del sistema de gobierno, sienten que están fuera de las discusiones que afectan sus vidas, y esto ha provocado que la radicalización de estos grupos aumente en nuestro continente y más allá en los últimos tiempos".
La participación de los jóvenes fue un punto central de la conmemoración, con interesantes debates y sesiones interactivas diseñadas para empoderar a los jóvenes en la prevención de la radicalización. La participación activa de los jóvenes destacó su papel como partes interesadas clave en la configuración de una sociedad pacífica y tolerante en África y más allá.