En los últimos años, los científicos han experimentado con el uso de hongos especiales y bacterias únicas para ayudar a descomponer los molestos plásticos que contaminan nuestro planeta. Ahora han descubierto una nueva arma para su arsenal: la levadura.
Es posible que los plásticos hayan sido útiles para los humanos en innumerables escenarios diferentes durante las últimas décadas, pero su durabilidad nos ha hecho enfrentar una pesadilla ambiental.
Un tipo de plástico, la poliolefina, es motivo de especial preocupación. Se encuentra en todo, desde endebles bolsas de compras hasta piezas de automóviles, y es conocido por su resistencia a la degradación, obstruyendo los vertederos y ensuciando el medio ambiente que nos rodea.
Como la mayoría de los plásticos, las poliolefinas contienen una gran cantidad de sustancias químicas tóxicas, lo que representa una amenaza importante para el mundo natural y la salud humana. Hasta ahora, descubrir cómo abordarlos ha sido una tarea difícil tanto para los científicos como para los biólogos.
Sin embargo, en un giro del destino, un grupo de investigadores descubrió que un humilde microorganismo, la levadura, podría ser la clave para abordar nuestro problema con las poliolefinas.