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¿Qué sucede realmente cuando tiramos nuestra ropa?

El desierto de Atacama en Chile, uno de los "cementerios de la moda" más grandes del mundo, es un claro recordatorio de dónde termina realmente nuestra ropa. 

A menudo se nos dice que nuestra basura no solo 'desaparece'.

Recuerdo que desde pequeña mi mamá me regañaba por tirar basura al suelo o desperdiciar mi comida; '¡El hada de la basura no se limita a hacer magia!'.

A medida que la crisis climática se vuelve más una preocupación global que una teoría política radical, esta narrativa se vuelve cada vez más prominente. Esto es más evidente cuando se trata de aquello de lo que nos deshacemos con mayor frecuencia y descuido: nuestra ropa.

Cada vez se pone más atención en el origen de nuestra ropa: ¿quién la hace? ¿Qué materiales se utilizan y son sostenibles? ¿Qué tan lejos ha viajado nuestra ropa para llegar a nosotros?

En 2022, se espera transparencia de marca en lo que respecta a las líneas de producción, lo que facilita que decidamos en qué gastamos nuestro dinero. Los trabajadores están mejor protegidos en muchos casos, y la moda rápida está pasando de moda (incluso si sigue siendo un mercado de miles de millones de dólares).

Pero algo parece haberse caído de nuestro radar proverbial recientemente, y ese es el viaje que hace nuestra ropa una vez que la dejamos atrás.

el desierto de atamaca en Iquique, Chile, se ha convertido en un vertedero de ropa desechada. Es el lugar más seco del mundo, según Al Jazeera, un sitio que sufre cada vez más la contaminación creada por los desechos de la moda.

En América Latina, al menos 39,000 toneladas de ropa sin vender de todo el mundo se tiran al desierto. Debido a que la tela de moda rápida, generalmente con un alto contenido de poliéster, no es biodegradable y está impregnada de productos químicos, los desechos tienen un profundo impacto en el medio ambiente.

Los contaminantes se liberan constantemente al aire circundante y a los canales de agua locales, que ya se ven afectados negativamente por la producción de moda. Según a la BBC, se necesitan alrededor de 7,500 litros de agua para producir un par de jeans.

Alto Hospicio es uno de los vertederos más grandes del desierto de Atacama. El alcalde de la ciudad, Patricio Ferreira, ha descrito Alto como el 'basurero del mundo', con solo el 15% de las 60,000 toneladas de ropa arrojadas allí anualmente que se venden.

Estas estadísticas son un recordatorio del impacto perjudicial de la ropa en el medio ambiente. Las prendas tiradas en Alto Hospicio pueden tardar hasta 200 años en desintegrarse.

El impacto de nuestros desechos de ropa en la población de Alto Hospicio también es inconmensurable. Los productos químicos emitidos por la tela desechada son tan tóxicos como neumáticos o plásticos desechados.

Pero locales como Rosario Hevia están tomando medidas para mejorar estas condiciones. Hevia fundó Ecocitex en 2019, una empresa que crea hilos a partir de desechos textiles para dar nueva vida a las prendas de Alto Hospicio.

Estas iniciativas brindan empleo a la población local y presionan a la industria textil de Chile para que se haga cargo de los desechos que genera.

En todo el mundo, el predominio de estos cementerios de moda está impulsando el crecimiento del movimiento de moda lenta.

Revista de basura, un blog de moda sostenible, anima a sus lectores a preguntarse '¿Realmente necesito esto?' cuando desea una nueva compra.

El vertedero de ropa de Chile es un recordatorio para considerar no solo quién fabrica nuestra ropa y si se le paga de manera justa, sino también quién hace el trabajo para garantizar que se elimine correctamente.

Por lo tanto, la próxima vez que se pruebe un vestido nuevo o busque en ASOS un look para "salir", pregúntese cuánto tardarán los materiales en descomponerse, con qué frecuencia cree que realmente usará el artículo antes de tirarlo, y si la calidad de la tela garantizará que la pieza se use una y otra vez.

Puede que sea un trago amargo de tragar, pero es mejor que dejar tus sobras de moda en manos de otra persona.

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