Cuando se trata de sostenibilidad, la industria de la moda suele aparecer en los titulares por ser un contaminador derrochador. En el último desfile de Schiaparelli, el diseñador jefe de la marca transformó los desechos electrónicos en ropa reciclada y hermosa.
¿Qué tienen en común la industria de la moda y la tecnología?
Para empezar, ambas industrias requieren muchos recursos. La industria de la moda depende de muchos recursos no renovables, utilizando 79 billones de litros de agua dulce al año. De hecho, la confección de la ropa que usamos genera anualmente el 20 por ciento de todas las aguas residuales mundiales.
Mientras tanto, nuestros queridos teléfonos inteligentes, tabletas y computadoras se componen de un mosaico de metales preciosos que incluyen aluminio, cobalto, cobre, oro, paladio, platino, plata, tantalio, estaño y tungsteno.
Estos metales se encuentran a distintas profundidades bajo la superficie terrestre, por lo que se requiere una minería intensiva para obtenerlos. Este proceso utiliza grandes cantidades de combustible, produce toneladas de aguas residuales y altera toda la vida natural en el área circundante.
Los impactos sociales de la moda y la tecnología también se han interconectado inextricablemente.
La llegada de las redes sociales y los teléfonos inteligentes ha cambiado nuestros hábitos de compra, alterado nuestra percepción del estilo y acelerado la velocidad de las tendencias, al mismo tiempo que ha mejorado la accesibilidad a la moda.
Una gran parte de las prendas se usan y se fotografían para las redes sociales solo para ser desterradas a la categoría "fuera de tendencia" apenas unas semanas después. Tampoco es raro actualizar al último teléfono inteligente sin ton ni son, sino porque sí.
De esta manera, la tecnología y la moda caen en la misma categoría. Son artículos esenciales y valiosos, pero ambos tienen una vida útil extremadamente corta.
Entonces, ¿qué pasaría si pudiéramos combinar los desechos de una de estas industrias para crear algo hermoso para la otra?
Esta superposición era exactamente lo que Daniel Roseberry tenía en mente cuando creó la colección Primavera/Verano 2024 para el último desfile de moda de Schiaparelli.
Pensó detenidamente en las tensiones entre lo digital y lo físico, el presente y el pasado, la realidad y la fantasía, y decidió nombrar su programa. Schiaparalien – una representación imaginada de cómo sería la alta costura en el futuro, si los humanos finalmente vivieran en el planeta Marte.