La ira y la frustración que brotan en línea esta semana, una reflexión sobre el acoso y el asalto persistentes a las mujeres, demuestra que es necesario hacer más para proteger a las mujeres en todas partes.
Una semana que comenzó con la celebración de nuestra resiliente población femenina terminó con una nota sinceramente desgarradora.
En lugar de abrazar el reconocimiento global de nuestros logros sociales, económicos, culturales y políticos que tanto nos costó ganar como deberíamos, nos hemos encontrado en un momento de puro dolor, provocado por la desaparición de sarah everard, que desapareció el miércoles pasado mientras caminaba a casa, todos sentimos su ausencia.
Provocando una reacción potente, para muchos de nosotros el caso se ha aprovechado de preocupaciones mucho más amplias con respecto al abuso y la violencia que enfrentamos a diario.
La gravedad de este aparente en una encuesta reciente de ONU Mujeres Reino Unido que encontró que el 97% de las mujeres en el país de 18 a 24 años han sido acosadas sexualmente y que la mayoría tiene poca o ninguna fe en que las autoridades se ocuparán de ello si se informa.
'Esta es una crisis de derechos humanos', dice claire barnett, director ejecutivo de la organización sin fines de lucro. "No es suficiente con seguir diciendo 'este es un problema demasiado difícil de resolver para nosotros', es necesario abordarlo ahora".
Otro estudio, esta vez de QUIENES, descubrió que una de cada tres mujeres en todo el mundo, es decir, alrededor de 736 millones de nosotros, ha sido sometida a algún tipo de violencia física o sexual a lo largo de su vida.
Más de 40 años desde la primera Recuperar la noche marcha, y nada ha cambiado - estamos aun parte de una sociedad donde es normal que vivamos con miedo y estamos exhaustos.
https://twitter.com/sarahebroadfoot/status/1369970879707373570
Durante los últimos días, el torrente de ira, frustración y empatía en las redes sociales se ha sentido como otro #MeToo.
Las mujeres tienen tuiteó sobre sentirse inseguro en los espacios públicos, las líneas de tiempo se han desbordado con recuerdos dolorosos de encuentros amenazadores y, sobre todo, hemos discutido los compromisos y los cálculos, métodos que, desafortunadamente, son de segunda naturaleza para nosotros, nos vemos obligados a tomar cada hora de que salgamos de la casa.
Llaves apretadas entre los dedos, carreteras cruzadas, ubicaciones compartidas, calles mal iluminadas evitadas, llamadas telefónicas falsas; la lista continua. Hacemos estas cosas no porque evitará que suceda algo, sino porque hará que un ataque sea más fácil de identificar cuando suceda.
'No nacimos haciendo estas cosas', explica uno de los miles de tweets ahora virales sobre el tema, 'aprendemos durante años de ver cómo se desarrolla el trauma de las mujeres'.
La verdad 💔#hewaswalkinghome #SarahEverard pic.twitter.com/4EKCKFlEss
- Diane Forsythe (@DianeForsytheNI) Marzo 11, 2021
Perpetuada por la cultura de larga data de culpar a las víctimas, la única forma de cambiar esta narrativa es que las personas miren internamente los cambios sociales porque sin seguridad no puede haber igualdad.
Y, es cierto, incidentes como el de Sarah son 'raras, 'pero ese no es el punto. Es que este miedo tan profundamente arraigado en nosotros, independientemente de cualquier progreso que hayamos logrado, continúa persistiendo cuando merecemos mucho más. Esto es lo que sustenta el impulso actual de testificar, la compulsión de compartir.
El consenso general expresado por womxn en todas partes en este momento es de decepción junto con una tenaz e incierta energía.
¿Por qué debemos educarnos sobre cómo no ser un objetivo? ¿Por qué se nos dice repetidamente que estemos atentos, se nos recuerda que modifiquemos nuestro comportamiento para eludir los peores escenarios? Porque somos nosotros aun ¿Se espera que ignore esta dura realidad para vivir con normalidad?