Los gobiernos están vaciando cada vez más las leyes de privacidad para dar paso a una nueva tecnología de lucha contra la corona.
En la competencia entre la libertad personal y la seguridad personal, la seguridad suele ganar. Esta es la lógica esencial de la que los regímenes autoritarios de la historia se han basado en plataformas, y ha sido probada muchas veces.
Después de que una ola de ataques terroristas barrió Europa entre 2015 y 2017, leyes de intercambio de datos fueron debatidos y aplicados en masa por los parlamentos europeos. Una ciudadanía ansiosa vio motivos para que el gobierno tuviera acceso a datos civiles cifrados donde antes no lo tenían.
Las personas se sentían lo suficientemente en riesgo como para permitir que su privacidad se viera comprometida a pesar de la naturaleza intensamente localizada de los ataques terroristas. Ahora, durante una pandemia mundial donde todos se siente en riesgo, hay más que perder y más que ganar. Ya estamos viendo la Unión Europea, hogar del régimen de privacidad más estricto del mundo, petición para que las empresas de telecomunicaciones comiencen a compartir más datos civiles que nunca para ayudar a detener la propagación del virus.
Estas son técnicas que han demostrado ser efectivas en Corea del Sur y China, donde los datos de seguimiento aseguran que las personas enfermas eviten a los no infectados, y se les pide a las personas con el virus que descarguen una aplicación que comparte sus datos biométricos.
Todas estas son medidas extremadamente valiosas y necesarias para implementar durante una crisis global. Sin embargo, como señala Yuval Harari en así artículo para el Financial Times, está en la naturaleza de las emergencias "hacer avanzar rápidamente la historia". Las decisiones se aceleran a lo largo del largo camino del debate público para ser aprobadas en cuestión de horas. Estos decretos a menudo abren puertas que no se pueden cerrar; una vez que se implementan, rara vez se revierten. Aunque el período de mayor violencia no estatal retrocedió después de 2017, los cambios implementados en las leyes de intercambio de datos aún están vigentes.
Es importante que tratemos de comprender las decisiones que se toman actualmente dada su inminente permanencia. La relación de la Generación Z con la privacidad y la vulnerabilidad de nuestros datos está muy en juego.
Líderes europeos de la semana pasada dio el paso sin precedentes de pedir a las empresas de telecomunicaciones que entreguen datos de teléfonos móviles para que puedan rastrear los movimientos de población y tratar de detener la propagación. La Comisión Europea ha ido más allá y ha pedido que todos esos datos se centralicen para acelerar la prevención en todo el bloque continental.
Pero los epidemiólogos y los expertos en tecnología de vigilancia dicen que esto es solo el comienzo. Para ser totalmente eficaz, la UE podría tener que seguir el ejemplo de Corea del Sur y China y exigir a las personas infectadas que descarguen una aplicación que revele exactamente adónde van y con quién se encuentran. Dado que ya hemos dado los primeros pasos para reflejar las políticas de estas naciones, es simplemente una cuestión de continuar en nuestro camino actual.