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¿Están los implacables golpes de estado de África erosionando la democracia?

En los últimos cinco años, diez de los once golpes militares mundiales registrados se produjeron en África, lo que podría reducir la eficacia de la democracia a largo plazo.

Solo este año, ha habido adquisiciones militares exitosas en Chad, Mali, Guinea y, más recientemente, en África Oriental, Sudán.

La democracia de África está siendo amenazada por estos golpes de estado en curso, causados ​​en gran parte por una gobernanza menos que estelar de líderes elegidos democráticamente.

Después de que la mayoría de los países africanos obtuvieron la independencia, comenzaron a surgir golpes militares como resultado de la inestabilidad política, la pobreza y la corrupción. Los líderes golpistas argumentaron que estaban a favor de "restaurar la democracia al pueblo" por cualquier medio necesario.

En 2017, el presidente de Zimbabue, Robert Mugabe, fue puesto bajo arresto domiciliario, acusado y finalmente renunció después de 37 años de gobierno. La operación fue dirigida por militares que señalaron la contracción de la economía y las tasas de pobreza sin precedentes para justificar sus acciones.

Malí ha tenido dos golpes de Estado exitosos en los últimos dos años. El vicepresidente, el coronel Assimi, encabezó a los militares en la captura del presidente interino Bah Ndaw y del primer ministro en funciones, Moctar Ouane.

Este golpe captó la atención de líderes mundiales y organizaciones internacionales. Francia detuvo sus operaciones militares conjuntas con el ejército de Malí, pero las reanudó en julio de este año. La Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO) y la Unión Africana (UA) suspendieron a Malí y ordenaron la restauración inmediata del poder.

El reciente golpe de estado en Guinea en septiembre para derrocar al presidente Alpha Conde también fue un éxito. El líder militar Mamady Doumbouya acusó a Conde de ir en contra de la constitución al postularse para un tercer mandato como presidente. Además, la corrupción y el retraso en el desarrollo de la infraestructura frenaron el crecimiento económico del país.

A fines de octubre, el acuerdo de distribución de poder de Sudán entre líderes militares y civiles sudaneses se detuvo cuando los militares tomaron el poder y disolvieron el gobierno civil encabezado por el primer ministro Abdalla Hamdok.

El golpe estuvo encabezado por el general Abdel Fattah al-Burhan. Burhan dijo que el golpe fue para evitar una "guerra civil", pero los organismos internacionales condenaron el acto. El Banco Mundial suspendió su ayuda a Sudán y la Unión Africana ha retirado su membresía hasta que se restablezca su gobierno civil.


¿Cuáles son las consecuencias de estos golpes de Estado?

Los países del África subsahariana que sufren golpes de estado suelen sufrir golpes económicos, dañar las relaciones internacionales y afrontar el cuestionamiento global de sus democracias.

La mayoría de los líderes golpistas afirman luchar por la democracia popular, intentando acabar con el mal gobierno y mejorar el régimen de prosperidad de su país.

Sin embargo, según el informe del Afrobarómetro durante el golpe de Malí en 2020, incluso si los ciudadanos Aparecer para aceptar intervenciones militares a corto plazo, rechazan el gobierno militar como sistema de gobierno.

Con ese fin, la democracia africana ha no Hizo suficiente progreso diplomático internacional para prevenir eventualmente volver a caer en un gobierno autoritario. Los ciudadanos africanos cuestionan constantemente la calidad del proceso electoral y la legitimidad, la rendición de cuentas y el desempeño de los líderes, lo que dificulta el establecimiento de una estabilidad a largo plazo.

La economía de África también ha empeorado debido a la pandemia de coronavirus. Según la Unión Africana, se estima que más de la mitad de la población africana vive en condiciones de pobreza extrema. Como resultado, los jóvenes desesperados apoyan a los líderes golpistas para un cambio radical, habiendo perdido la confianza y la esperanza en sus líderes elegidos democráticamente para crear empleo.


¿Qué depara el futuro?

Durante estos golpes, el desarrollo económico de África está en juego. Las poblaciones también corren peligro a medida que los países caen en el caos: se destruyen propiedades y se pierden vidas.

Los líderes mundiales y los organismos internacionales no están haciendo lo suficiente para detener el creciente malestar. Tenga en cuenta también que algunos países occidentales apoyan y patrocinan ciertos golpes de estado con ayuda financiera, infraestructura y acuerdos comerciales a favor de mejores relaciones y beneficios de recursos.

Si se quieren revertir los efectos perjudiciales de los golpes de Estado, es responsabilidad de los líderes africanos. La codicia parece ser la prioridad para muchos políticos, que parecen más interesados ​​en extender los límites de mandato y aferrarse al poder, alimentando inadvertidamente la motivación para los disturbios civiles y agravando la gravedad de la situación.

Hasta que las intenciones de los líderes se vuelvan más civiles, es poco probable que los golpes se detengan por completo. Por ahora, tendremos que ver cómo se desarrollan las cosas a medida que se desarrolla la pandemia.

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