A principios de este mes, 66 personas fueron secuestradas por asaltantes armados en la provincia de Soum, en el norte del país, en las afueras de dos aldeas en el distrito de Arbinda.
Durante una década, Burkina Faso se ha enfrentado a numerosos secuestros por parte de islamistas violentos con vínculos confirmados con grupos yihadistas de al-Qaeda e ISIL (ISIS).
Según la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR), casi 2 millones de civiles han sido desplazados y miles asesinados a lo largo de los años. El desplazamiento interno está considerado entre los más altos de África.
A lo largo de los años, las amenazas se han vuelto cada vez más graves, incluida la explotación sexual, el trabajo forzoso, la violencia de género, el reclutamiento forzoso y la trata de personas hacia otros países de África Occidental.
Miles de jóvenes han sido reclutados por los grupos militantes. Según informes de los lugareños, niños de hasta 14 años ayudan a los grupos yihadistas a atacar aldeas.
Algunas regiones en la parte norte de Burkina Faso han sido controladas por grupos militantes durante años.
La asistencia humanitaria tanto gubernamental como no gubernamental es limitada debido a que los grupos militantes bloquean las carreteras que conducen a estas áreas.
El hambre y la falta de agua obligan cada vez más a los lugareños a buscar frutos silvestres en los espesos bosques, lo que provoca sus secuestros. La Comunidad Económica de los Estados de África Occidental (ECOWAS, por sus siglas en inglés) estima que aproximadamente el 40% del país no está bajo el control del gobierno, en particular, las regiones del norte.
El secuestro de este mes ya es una gran amenaza no solo para los lugareños sino también para la comunidad internacional.
La asistencia militar internacional ha sido ampliamente criticada por una gran parte de la población. El gobierno militar del país ha pedido su salida.
El viernes pasado, los residentes de Uagadugú protestaron y el gobierno militar emitió un comunicado exigiendo que los franceses se fueran dentro de un mes.
Francia ha tenido presencia en Burkina Faso desde 2013, luchando contra los grupos terroristas islamistas en la región del Sahel, incluido Malí.
El público ha acusado a Francia de no mejorar la situación de seguridad del país.