En medio del panorama cambiante de los derechos reproductivos, un fallo reciente de la Corte Suprema de Alabama ha puesto la práctica de la FIV en el centro de atención, generando preocupación y debate generalizados sobre sus implicaciones para el tratamiento de fertilidad en todo el país.
La fertilización in vitro (FIV) es un tratamiento de fertilidad ampliamente utilizado que ayuda a personas o parejas a concebir un hijo.
El proceso implica estimular los ovarios para que produzcan múltiples óvulos, recuperarlos, fertilizarlos con esperma en un laboratorio y transferir uno o más óvulos fertilizados (embriones) al útero.
El uso mundial de la FIV ha experimentado un aumento constante, lo que refleja su amplia aceptación y eficacia para abordar diversas causas de infertilidad.
La disponibilidad y accesibilidad de la FIV se ha ampliado, lo que la convierte en una opción muy buscada para quienes enfrentan las complejidades de la infertilidad. Encima 10 millones de bebés han nacido en todo el mundo mediante FIV desde sus inicios hace más de cuatro décadas.
Sin embargo, un fallo reciente de la Corte Suprema de Alabama, que establece que los embriones congelados deben considerarse niños legalmente, ha causado conmoción en el ámbito de los tratamientos de fertilidad, afectando particularmente a los procedimientos de FIV.
Esta decisión, basada en el estatuto de Alabama y su constitución, ha generado preocupaciones sobre el futuro de los tratamientos de FIV en el estado y más allá.
Detalles de la demanda
El caso surge de tres parejas que se sometió a un tratamiento de FIV en una clínica de fertilidad en Alabama. Las tres, gracias al trato recibido, lograron concebir y dar a luz a bebés sanos.
El Procedimiento de FIV requiere la producción de embriones adicionales, ya que es posible que algunos óvulos no se desarrollen o no se fertilicen bien después de combinarse con el espermatozoide. Por lo tanto, estos embriones adicionales que no se utilizan son congelados y preservados por la clínica de fertilidad. Sin embargo, cuando la paciente no necesita los embriones o presenta anomalías genéticas, se descarta.
En el marco de esta demanda, los embriones de la pareja habían sido preservados criogénicamente en la clínica de fertilidad. Sin embargo, a finales de 2020, una paciente del hospital donde se ubica la clínica abrió los tanques donde se almacenaban los embriones.
Debido a las temperaturas bajo cero, un paciente se quemó al no tomar precauciones de seguridad durante la recolección y finalmente dejó caer los embriones, destruyéndolos.
De las dos demandas presentadas, la que creó una gran tormenta lamentó al hospital y la clínica citando la 'Ley de muerte por negligencia de un menor', que inicialmente fue desestimada en el tribunal de primera instancia.
Insatisfechas, las parejas apelaron ante la Corte Suprema de Alabama, que dictaminó lo contrario, afirmando que la ley "incluye a los niños no nacidos que no se encuentran en el útero en el momento de su muerte".
Poco después del fallo, de ocho de las principales clínicas de fertilidad de Alabama, tres decidieron suspender los tratamientos de FIV, incluido el el hospital más grande del estado, la Universidad de Alabama en Birmingham.