Un socialista al estilo Chávez que busca imponer políticas ruinosas lidera las próximas elecciones en Perú, poniendo en peligro los derechos humanos.
El autodenominado marxista-leninista Pedro Castillo, un autoritario socialmente conservador de extrema izquierda con planes para suprimir los medios de comunicación y retirar la protección de los derechos de género, está actualmente en camino de ganar las próximas elecciones en Perú el 6 de junio.
En la actualidad, el líder sindical disidente es el principal candidato a la presidencia, después de vencer sorprendentemente a otros 17 candidatos a principios de este mes. Castillo ha aprovechado una ola de sentimiento antisistema para ganarse a los frustrados con el sistema político de Perú.
Promete abolir el tribunal constitucional, nacionalizar los vastos sectores mineros de gas, petróleo e hidroenergía del país, así como poner en marcha una reforma agraria que podría implicar la redistribución de la tierra.
Todo es parte de la Libre el llamado de la plataforma a una transformación económica que ecos el de Venezuela antes de su caída.
Castillo es probable que se dirija a una segunda vuelta con Keiko Fujimori, hija de Alberto Fujimori, quien fue encarcelado en 2007 por dirigir escuadrones de la muerte para llevar a cabo dos masacres de presuntos terroristas.
También está siendo juzgado por las esterilizaciones forzadas de miles de mujeres indígenas pobres. Cualquiera de las dos parejas equivaldría a una segunda ronda altamente polarizada, cuyos resultados tienen el potencial de conducir a la nación en direcciones radicalmente diferentes.
Los votantes están ahora atrapados entre dos ideologías extremas.
'Los peruanos bromean sobre que hace tiempo que están acostumbrados a votar por la mal menor (mal menor), pero ese concepto ha sido superado ', dice el analista político, Hernán Chaparro. "No hay ni uno menos malo: la gente que vota no quiere a ninguno de ellos".
De hecho, según una encuesta de la Instituto de Estudios PeruanosEl 28% de los peruanos no elegiría a ninguno de los candidatos, considerándolos a todos no aptos para sacar al Perú de la democracia parlamentaria de facto en la que se ha ido transformando gradualmente.
En los últimos meses, Perú ha pasado por tantos presidentes como el vecino Ecuador en los últimos 14 años.
"En el pasado, tuvimos una democracia frágil en Perú", agrega Chaparro. "Pero ahora está en cuidados intensivos".
No solo esto, sino que otras investigaciones muestran que en medio de una serie de crisis políticas, el manejo de la pandemia por parte de tres presidentes diferentes ha profundizado su infelicidad. Si bien la votación es obligatoria en Perú, se espera que la participación en estas elecciones sea significativamente menor que en años anteriores porque los peruanos están cansados de la corrupción y la gobernabilidad ineficaz.