La mala gestión global de las reservas de fósforo no solo es vital para la producción de alimentos, sino que el uso despilfarrador del elemento también se suma a la crisis climática.
"En pocas palabras, no hay vida en la Tierra sin fósforo", dice la profesora Penny Johnes, profesora de biogeoquímica en la Universidad de Bristol.
El elemento, que fue descubierto en 1669 y desde entonces ha demostrado ser esencial para la supervivencia de la humanidad, es actualmente el foco de las preocupaciones de algunos científicos sobre el futuro de nuestro planeta.
Como advierten, estamos frente a una calamidad que han denominado 'fosfogedón' si no adaptamos con urgencia la forma en que usamos el fósforo.
Esto se debe a dos factores.
En primer lugar, la mala gestión global del fósforo está provocando una escasez mortal de fertilizantes que interrumpiría la producción de alimentos en todo el mundo.
Para los que no están familiarizados, los nutrientes importancia radica en su capacidad para ayudar al crecimiento de los cultivos.
Cada año, se venden aproximadamente 50 millones de toneladas de suministros de fosfato para desempeñar un papel en la alimentación de nuestra población de 8 mil millones y contando.
Si el número ya limitado de reservas (ubicadas en Marruecos, el Sáhara Occidental, China, Argelia y los EE. UU.) se agotara por completo, muchas naciones tendrían que luchar para obtener lo suficiente para mantener a sus ciudadanos.
La perspectiva de la tensión que esto causará ha suscitado temores entre los analistas, a quienes les preocupa que los cárteles pronto puedan controlar la mayor parte de los suministros mundiales y dejar a Occidente extremadamente vulnerable a la inflación vertiginosa y al alto desempleo, similar a la crisis del petroleo de los 1970.