La última empresa del empresario Elon Musk, Neuralink, está planteando preocupaciones éticas y morales.
Elon Musk puede ser una de las personas más ricas del mundo, orgulloso líder de algunas de las marcas más importantes del planeta. Pero últimamente se ha hecho un nombre como una persona descarada que toma riesgos, para bien o para mal.
Después de hacerse cargo de Twitter a finales de 2022, Musk cambió el nombre de la plataforma a 'X', renovó su personal y lanzó numerosas actualizaciones de la plataforma con resultados mixtos. comercial. Desde entonces, el sitio de redes sociales ha experimentado una caída en el número de usuarios y una caída en el valor, pero Musk sigue adelante.
La última aventura del empresario es incluso más descabellada que un neo-twitter autodestructivo; Neuralink es una empresa de microchips cuyo objetivo es convertir señales cerebrales en instrucciones informáticas y, a pesar de aparecer en los titulares recientemente, lleva más de seis años trabajando en ello.
Así es, Elon Musk está fabricando un microchip que planea colocar dentro de su cerebro. Bueno, más o menos.
El implante N1 es el primer dispositivo de Neuralink, dirigido a personas discapacitadas con la esperanza de transformar sus ondas cerebrales en funciones tecnológicas, permitiendo así a los pacientes controlar sus computadoras usando solo su mente.
Entonces, ¿por qué un producto tan alucinante sólo aparece en los titulares ahora, años después de su ideación inicial?
Bueno, Neuralink está buscando oficialmente voluntarios humanos para participar en ensayos clínicos. ensayos.
Según un comunicado de la compañía, los participantes serán rastreados durante un período de 18 meses después de la cirugía, donde realizarán una combinación de "nueve visitas clínicas en casa y en persona", dedicándose al menos dos horas a la semana a estas sesiones.
The Verge ha señalado que esto "no es exactamente la vanguardia de la ciencia". Ha habido muchos ensayos previos realizados por otras empresas que intentan ayudar a las personas con parálisis a controlar los dispositivos informáticos. Sin embargo, lo que distingue a Neuralink es su intención de implantar microchips de forma robótica, utilizando un robot llamado R1 (sí, lo leíste correctamente).
Además de la preocupación general en torno a un microchip cerebral impactado robóticamente, han comenzado a surgir importantes cuestiones éticas en torno al anuncio de Neuralink, dado un dudoso ensayo anterior en monos en 2019.
Según el Centro Nacional de Investigación de Primates de California (CNPRC), hasta una docena de monos sufrieron destinos espantosos después de recibir el implante N1, incluida inflamación cerebral y parálisis parcial.
La semana pasada, Musk y Neuralink respondieron a los informes y argumentaron que los monos en los que se realizaron las pruebas ya habían sido "terminales" y estaban cerca del final de su vida. Pero han ido saliendo a la luz más noticias que cuestionan estos reclamaciones.