Más de 500 desarrolladores de juegos firmaron una carta colectiva amenazando con desactivar la monetización de anuncios de Unity en respuesta a los cambios de política codiciosos y sorpresivos anunciados a principios de este mes. Unity ya está dando marcha atrás.
Los desarrolladores de juegos se niegan a dejarse engañar y nosotros estamos aquí para ello.
A principios de este mes, Unity Technologies, la compañía detrás del motor de juegos multiplataforma Unity, tomó por sorpresa a cientos de desarrolladores de juegos con una serie de cambios en su modelo de precios.
Sin previo aviso ni indicación, anunció que sería cobrando a los desarrolladores por instalación de su 'Código Unity Runtime' que se utiliza para ejecutar juegos en múltiples plataformas.
No se dieron más detalles sobre cómo se contarían las instalaciones, o cómo ciertos desarrolladores podrían evitar tener que pagarle a Unity más que las ganancias obtenidas por la venta de su juego. Todo fue muy confuso e irreflexivo.
Muchos desarrolladores florecientes que dependen de ganar terreno a través de servicios de suscripción como Game Pass cuestionaron con razón cómo se esperaba que sobrevivieran si millones de jugadores descargue su juego de forma gratuita incurriendo en altos cargos de umbral.
Sin embargo, un par de semanas tumultuosas después, el juego de poder de Unity aparentemente fracasó y las compañías de juegos a las que presionó para aumentar los ingresos ahora tienen todas las cartas.
Poco después del bombazo inicial, un carta abierta que rápidamente aumentó a más de 500, los desarrolladores de juegos exigieron que Unity cambiara el rumbo de su modelo de precios o enfrentaría una importante reducción de la monetización de los ingresos publicitarios.