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La publicidad de la estación de Bond Street muestra el alcance de la mercantilización del espacio público

Durante una semana, la estación Bond Street de Londres pasó a llamarse 'Burberry Street' para anunciar la casa de moda del mismo nombre. Causó indignación y muestra cómo los espacios públicos se utilizan cada vez más para hacer publicidad agresiva.

Los viajeros de Londres quedaron confundidos la semana pasada cuando la estación de Bond Street fue cambiada a 'Burberry Street' en colaboración con la casa de moda del mismo nombre.

Los viajeros que se sintieron confundidos durante el viaje enviaron quejas al TfL. Miembros del personal anónimos dijeron que los clientes habían informado que habían perdido sus paradas, y una comentando al New York Times"Escuché cosas diferentes, pero lamentablemente nada positivo".

El cambio de nombre de Bond Street también fue bastante extenso. Se cambiaron las señales en el andén, así como los mapas de viaje junto a las escaleras mecánicas y la señal exterior en la calle principal.

Este cambio de publicidad pareció ser particularmente confuso, ya que Burberry suena así. podría ser una verdadera parada.

Bond Street también está justo al lado de Oxford Street, que es un punto de acceso para turistas y visitantes ocasionales. ¿Cómo se espera que los viajeros desconocidos sepan que están en el andén correcto cuando todas las señales direccionales presentan información flagrantemente errónea?

La reacción unánime y la crítica merecida ejemplifican el creciente problema de Londres con una publicidad cada vez más invasiva. Como Zoe Williams de The Guardian escribe, el fiasco de Burberry Street es evidencia de un "crecimiento corporativo", según el cual los espacios públicos son tratados como oportunidades de marketing en lugar de servicios comunitarios que ayudan a la vida pública.

También podemos ver este enfoque comercial en otras áreas de la vida londinense.

Los festivales y eventos corporativos en parques son constantes, por ejemplo, y normalmente siempre requieren el pago de una entrada que impide a los residentes locales utilizar sus propias áreas comunitarias para los fines previstos. Muchos parques ahora tienen eventos privados durante gran parte del verano, dejando espacios inútiles o extremadamente limitantes para las personas a las que estaban destinados.

A medida que los precios de alquiler en Londres aumentan y el costo de vida se dispara indefinidamente, parece que las ciudades y capitales más grandes se están centrando menos en la cultura local y de base y, en cambio, priorizan un comercialismo de amplio alcance. ¿Por qué molestarse en respetar la validez de los espacios comunitarios cuando no existe una auténtica cultura residencial?

El alboroto de Burberry Street puede parecer un desenfado, pero es indicativo de un problema mucho más amplio en la forma en que se tratan los espacios públicos. Su propósito logístico pasa a ser secundario frente al potencial corporativo.

Londres ya está saturado de publicidad; esto parece ser la gota que colmó el vaso.

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