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Cómo la violencia de las pandillas está alterando la vida de los haitianos

El aumento de la actividad de las pandillas ha paralizado el país, ya que los lugareños buscan formas locales de recuperar la agencia. 

Una crisis política cada vez más profunda se está apoderando de Haití y la comunidad internacional está prestando poca atención.

La creciente actividad de las pandillas ha mantenido a la capital de Haití, Port-au-Prince, en cautiverio rígido. Pocos lugareños tienen acceso a alimentos, agua o atención médica. A medida que la actividad de las pandillas se extiende a más áreas rurales, la agricultura y la producción de alimentos también están en riesgo.

Las pandillas trafican armas y drogas por todo el país, lo que aumenta el riesgo de violencia en un estado ya vulnerable.

La inseguridad alimentaria de Haití ha aumentado en los últimos años, tras un grave brote de cólera que ha desplazados miles y mantuvo a los niños fuera de la escuela.

La ONU informa que la incidencia de homicidios, secuestros y desplazamientos está creciendo en todo Haití, y las autoridades informaron 2,183 homicidios y 1,359 secuestros en 2022, casi el doble que el año anterior.

Organizaciones como la ONU han intentado resolver esta crisis humanitaria observando las condiciones que fomentan la actividad relacionada con las pandillas.

Estos incluyen, pero no se limitan a, 'fronteras porosas' compuestas por 1,771 kilómetros de costa y 392 kilómetros de frontera terrestre con la República Dominicana, así como una grave escasez de fondos y personal en sectores públicos clave.

Debido a la falta de policía nacional, las pandillas atacan constantemente los puntos clave de entrada a Haití.

Las autoridades de la ONU siempre han apoyado las súplicas del gobierno de facto haitiano de enviar fuerzas armadas que puedan combatir los delitos relacionados con las pandillas. Sin embargo, la comunidad internacional no logra ver esto a través de ninguna capacidad tangible.

La falta de ayuda de fuera del Caribe ha obligado a la población haitiana a encontrar sus propias soluciones.

Muchos se han vuelto en contra de la idea de una intervención externa, creyendo que solo servirá para estabilizar a una élite corrupta y dejar a la población en general con un futuro incierto.

Las organizaciones locales han comenzado a surgir en las comunidades locales, incluida la Comisión para buscar una solución haitiana.

Este grupo formado por la sociedad civil ha propuesto un gobierno interino de dos años para reemplazar al primer ministro Ariel Henry, con comités dedicados a restablecer el orden, acabar con la corrupción y coordinar elecciones.

Individuos como Monique Clesca, que trabajan dentro de estas organizaciones de base, creen que el gobierno corrupto y la propensión de Haití a los desastres naturales lo convierten en un 'canasta climática".

Alrededor de 20,000 personas padecen hambre debido a la inestabilidad política, y las pandillas atacan a grupos demográficos vulnerables. Las tasas de violación y extorsión siguen aumentando y, desde que Henry llegó al poder, 78 policías ha sido asesinado.

Sin embargo, mientras miles de haitianos protestan contra el gobierno de Henry, sin creer que sea un líder efectivo, la comunidad internacional continúa apoyándolo.

Sin el apoyo global, la crisis humanitaria de Haití seguirá estallando, con el riesgo de desplazar a millones de personas que desean permanecer en su país de origen e impartir un cambio positivo.

Si desea ayudar, organizaciones como Esperanza para Haití, UNICEFy Misión de Esperanza Internacional están buscando donaciones para apoyar a las comunidades locales y la infraestructura social de Haití.

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