Ingenieros del MIT han desarrollado un tipo de hormigón potencialmente revolucionario capaz de almacenar energía. Así es como esto podría convertirse en una bendición asequible para la inevitable revolución renovable.
Imagine un futuro en el que los paneles solares de nuestros techos generen energía que luego se almacena en las paredes y los cimientos de nuestras casas.
Puede sonar exagerado, pero esta es una perspectiva cada vez más realista gracias a un avance reciente en MIT. Los ingenieros civiles del instituto han creado un nuevo tipo de hormigón capaz de retener energía mediante una alteración creativa de la composición habitual del material.
Combinando hormigón con negro carbón – un polvo negro utilizado como tinta para los Manuscritos del Mar Muerto hace unos 2,000 años – y el agua, una red ramificada de largos 'cables' de carbono que se forman a medida que el cemento se endurece. En este punto, la mezcla se convierte en un supercondensador eficaz, lo que significa que puede contener una carga eléctrica.
Una ventaja clave sobre las baterías, que funcionan convirtiendo la energía química en energía eléctrica, es que los supercondensadores no se degradan con el tiempo ni pierden la capacidad de mantener la carga.
Los investigadores dicen que el negro de carbón también es mucho más barato que los componentes de metales raros como el cobalto y el litio, y agregaría poco costo a la producción de concreto actual. Tampoco hay necesidad de minar, que es un asesino ecológico.